Alta va la luna.
Bajo corre el viento.
(Mis largas miradas,
exploran el cielo.)
Luna sobre el agua,
Luna bajo el viento.
(Mis cortas miradas,
exploran el suelo.)
Las voces de dos niamp;ntilde;as
venamp;iacute;an. Sin el esfuerzo,
de la luna del agua,
me fuamp;iacute; a la del cielo.
Un brazo de la noche
entra por mi ventana.
Un gran brazo moreno
con pulseras de agua.
Sobre un cristal azul
jugaba al ramp;iacute;o mi alma.
Los instantes heridos
por el reloj... pasaban.
Asomo la cabeza
por mi ventana, y veo
camp;oacute;mo quiere cortarla
la cuco.
En esta guillotina
invisible, yo o
las cabezas sin ojos
de todos mis deseos.
Y un olor de limamp;oacute;n
llenamp;oacute; el instante inmenso,
mientras se convertamp;iacute;a
en flor de gasa el viento.
Al estanque se le o
ilde;a de agua.
Estamp;aacute; fuera del estanque,
sobre el suelo amortajada.
De la cabeza a sus muslos
un pez la cruza, llamamp;aacute;ndola.
El viento le dice “niamp;ntilde;a”
mas no puede despertarla.
El estanque tiene suelta
su cabellera de algas
y al aire sus grises tetas
estremecidas de ranas.
Dios te salve. Rezaremos
a Nuestra Seamp;ntilde;ora de Agua
por la niamp;ntilde;a del estanque
muerta bajo las manzanas.
Yo luego pondramp;eacute; a su lado
dos pequeamp;ntilde;as calabazas
para que se tenga a flote,
?ay! sobre la mar salada.